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"En un mundo multilateralista la negociación es la única forma de resolución definitiva de los problemas"

viernes, 28 de enero de 2022

 


Dr. Carlos Castia

Treinta años después y una montaña de documentos acumulados no dejan lugar a dudas de lo que fue la guerra del Golfo Pérsico de 1991.  Desde su inicio en la madrugada del 17 de enero, no cesaron los ataques y los bombardeos poniendo en evidencia el uso masivo e indiscriminado de toda clase de armas de destrucción masiva empleados en parte, contra emplazamientos urbanos en Kuwait e Iraq.

En realidad, jamás se hizo un estudio certero e imparcial de la cantidad de muertes y de heridos que causaron los raids de la Coalición Aliada ya que ello estuvo tácitamente avalado por Naciones Unidas y olímpicamente censurado (con la cooperación de la CNN) por el Departamento de Estado y el Pentágono. Igualmente, varios episodios quedaron expuestos pese al vano intento de la CNN de maquillarlos ante la opinión pública.

Es un capítulo de la historia que los norteamericanos y los británicos quieren mantener oculto bajo sus propias verdades amañadas, pese a que ellos mismos (sus veteranos) han sufrido y algunos quedan todavía sufriendo en carne propia los efectos de esta conflagración, que hay que señalar, fue el inicio de la actual inestabilidad reinante en el Medio Oriente.

Para Washington y sus socios, el olvido sería lo mejor ya que indagar en lo que implicó lograr que se retiraran los iraquíes de Kuwait pondría (una vez más) en entre dicho y en una crítica revisión la tan proclamada preocupación por los derechos humanos y el control de armas de Destrucción Masiva.

Cuando hace dos semanas se ventiló un informe de un investigador británico que confirmaba que la Royal Navy había despachado 31 armas nucleares al Atlántico sur en 1982, en realidad no revelaba nada nuevo. Hace 17 años atrás el profesor de Estudios de Guerra de la King´s College de Londres Sir Lawrence Freedman, había comprobado que la “Task Force” remitida a Malvinas llevaba consigo armamento nuclear.

Su repentina publicación y repercusión en los medios de acá solo responde a un interés político a poco de cumplirse los 40 años de la gesta. Sin dudas, es una cortina de humo que pretende cerrar las discusiones sobre si Londres había planificado usar bombas nucleares (WE177A) contra Buenos Aires si se veían arrinconados. Solo es un maquillaje mediático para distraer de las ojivas nucleares (color rojo) que aún se hallan en las bodegas del destructor “HMS Sheffield”, hundido por la fuerza aeronaval en las aguas argentinas (Cfr. Artículo de Rob Evans y David Leigh, publicado el sábado 6 de diciembre de 2003, The Guardian y "Los barcos de la Guerra de las Malvinas británicas tenían armas nucleares, Reuters, 06 dic 2003). Esto sin dudas, es un dolor de culo para los políticos en Buenos Aires quienes se ven presionados desde Londres para que esto pierda interés.

En el caso de la guerra del Golfo en 1991 también se dio la misma tapadera. Dejando de lado la naturaleza del conflicto y sacando las cuestiones políticas y financieras que se escondían detrás de la opaca intervención de Naciones Unidas (Acceso y Control geopolítico de EEUU en la región, el petróleo y los negociados que ha posterior se llevarían a cabo -Comida por petróleo-), la intensidad que tuvo esa guerra fue sin dudas más allá de lo convencional y prueba de ello quedó grabado en la salud de la población civil y de los mismos combatientes de la Coalición.

Los primeros despliegues realizados tras la invasión a Kuwait dejaron en claro hacia donde apuntaba todo. Más allá de la inexplicable velocidad con la que los norteamericanos llegaron, sus colegas británicos no tardaron en movilizarse llegando a colocar en el terreno a unos 53.000 hombres.

Pero en esta guerra no contó el número de hombres o de blindados sino, la tecnología y la potencia de las armas empleadas. Iraq contaba con un gigantesco ejército compuesto por un millón de hombres, pero estaba poco tecnificado y además tras años de ser aliados con Washington (por la guerra contra Irán), los norteamericanos conocían al detalle sus debilidades. Los iraquíes tampoco ignoraban esta situación y con su ingenio les dieron bastantes problemas en el terreno a los norteamericanos.

Aquí también, aunque no aparezca en los créditos la OTAN estuvo involucrada. Su mención no era oportuna y mucho menos conveniente debido a la situación geopolítica del momento con la disolución de la URSS en proceso y una incertidumbre de lo que ello podría provocar. Pero el Comandante del CENTCOM[1] a cargo de las operaciones el General Norman Schwarzkopf y sus generales en Riad no habrían podido coordinar ni dirigir las operaciones de la mega fuerza acumulada (compuesta por 34 armadas) sin la asistencia de los satélites y de unidades navales que además del apoyo de combate necesario para el progreso de las acciones, proveyeron inteligencia electrónica (ELINT) que alimentaba al Software informático con el cual se llevó adelante el seguimientos de las operaciones militares.

Iraq solo ofrecía como contrapeso estratégico, sus misiles “SCUD-B” y algunas variantes modificadas que pese a las desproporcionadas ventajas de sus enemigos, dieron dolores de cabeza a los estadounidenses (con 81 lanzamientos).

La tecnología más avanzada estaba del lado de la Coalición Aliada y por ello llegaron a jactarse de que sus bombardeos eran “quirúrgicos” que solo tenían como blanco a unidades militares y políticas iraquíes. Pero los hechos demostraron todo lo contrario. Amplias zonas civiles de Bagdad demolidas por los bombardeos pusieron en entre dicho a Washington con la ley internacional (La Haya 1907[2], art. 48 del Protocolo I de 1977[3], Res. 2444[4] Naciones Unidas entre otras). Incluso las cifras publicadas por norteamericanos y británicos -sometidas a censura previa- delataban de esta grosera contradicción. Según sus fuentes entre 100.000 a 200.000 civiles (no objetivos legítimos) murieron en la llamada “Tormenta del Desierto” algo que, si consideramos que son cifras conservadoras y tentadas a la baja, estas podrían llegar a ser el doble demostrando claramente la ausencia de la regla de proporcionalidad en el uso de la fuerza (Art. 51).

Más allá de las argumentaciones que solían exponer los voceros del Pentágono[5] y La Casa Blanca, la ley internacional humanitaria (CICR) era clara al prescribir “que nunca hay una justificación para el exceso de bajas civiles”. Según un informe de “Greenpeace International” las bajas civiles iraquíes llegaron a 210.000 calificando a la guerra como “la guerra más importante y destructiva de la historia moderna”[6].  Con estos antecedentes queda claro que hablar de misión de paz dentro de este escenario, es un contrasentido y una absurdidad que no se reflejó en los hechos[7].

Informes del por entonces Ministerio de Salud de Iraq (que obviamente en occidente jamás dejaron publicar), las muertes habían superado los 250.000 civiles y dejando casi el doble de heridos de diversas consideraciones con el adicional del envenenamiento ambiental.  Pero lo particular de estas aberraciones fueron los medios con los que se causaron. Pese a que los estadounidenses hablaban de ataques “quirúrgicos” y “puntuales”, sus bombas y misiles cayeron sobre caseríos, edificios, Mezquitas y colegios sin importarles si ellos pertenecían a sunitas o chiitas. Sumado a esto, la mayoría de estas bombas guiadas estaban armadas con Uranio (U-235) que no solo destruían un determinado objetivo sino, a todo el radio en decenas de metros a la redonda sumándole a esto, la contaminación por radiación del terreno.

El tipo de explosión de estos ingenios no solo apuntaban a destruir físicamente a los objetivos militares iraquíes sino también (y lo más maquiavélico) buscaba romper la psiquís colectiva mediante el terror y la desesperación algo de lo cual también el Protocolo I, en sus arts. 50 y 51 prohíbe de forma expresa.

Tampoco se respetaron los preceptos en referencia a las reglas sobre los combatientes tal como quedo reflejado en la innecesaria y cobarde masacre de soldados y civiles iraquíes que entre la noche del 27 al 28 de febrero se retiraban por la ruta 80 rumbo a Basora cuando ello no reportaba ninguna ventaja militar (Art. 52, Prot. I). Según un informe secreto de la entonces inteligencia iraquí se le informó por escrito a Saddam Hussein que unos 13.750 soldados habían muerto calcinados por el Napalm y bombas de racimo de los aviones norteamericanos y británicos.

El machaque aéreo y naval 24 horas al día durante cinco semanas sobre Kuwait e Iraq fue incesante e inmisericorde (6000 bombas por día)[8], pero a pesar de ello, la breve pero letal respuesta de los iraquíes (con el uso de ojivas químicas de “Tabun y Sarin” montadas en algunos misiles SS1-SCUD y cartuchos de artillería) tuvo su correlato tardío con la aparición un par de años más tarde del llamado “Síndrome del Golfo” que sin dudas fue el producto de la contaminación venenosa surgida del efecto de estas armas y la radiación de sus propias bombas (Detectados por las Alarmas M8A1)[9] y no de los bombardeos a fábricas de armas químicas vacías en “Muthanna” y “Faluya”. Igualmente los Aliados mantuvieron esto bajo un total hermetismo hasta que no se pudo tapar más. Fue por ello que la aparición de este síndrome fastidió a Washington e incluso por años, dieron la espalda a sus veteranos tratando de que sus casos no se conocieran.

Con esto en consideración y por las evidencias que reflejan el uso de estos armamentos con las consecuencias humanas queda claro que esta no fue una guerra convencional como se la querido vender.



[1] Es el acrónimo del Comando Central de las Operaciones Militares de los Estados Unidos en el Medio Oriente.

[2] Convención relativa a las leyes y costumbres de la guerra, disponible en el siguiente vínculo: https://www.icrc.org/es/doc/resources/documents/misc/treaty-1907-hague-convention-4-5tdm34.htm  

[3] Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales, https://www.icrc.org/es/document/protocolo-i-adicional-convenios-ginebra-1949-proteccion-victimas-conflictos-armados-internacionales-1977

[4] Resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas de 1968 que estableció el respeto de los derechos humanos en los conflictos armadas, disponible en el siguiente vínculo:  https://www.cruzroja.es/principal/web/cedih/el-dih#:~:text=El%20primero%20en%201968%20cuando,poblaci%C3%B3n%20civil%20y%20de%20distinci%C3%B3n.

[5] Durante la guerra la información sobre las operaciones militares era provista por la Oficina de Información de Defensa sita en el Pentágono a cargo de un director con rango militar.

[6] El País.com. “210.000 muertos en la guerra del Golfo, dice Greenpeace”, 29 de mayo 1991, https://elpais.com/diario/1991/05/30/internacional/675554417_850215.html

[7] Esto en referencia a los argumentos del entonces gobierno argentino de Carlos Menem que trató de excusar la participación del país hablando de que sus tropas no formarían parte de las acciones beligerantes cuando en realidad, sirvió como apoyo logístico destacado para la concreción de aquellas. Igualmente, ello en dicho período no figura en la lista de misiones de paz.

[8] Que según algunas fuentes implico la escalofriante cifra de 50.000 toneladas de explosivos arrojados sobre las cabezas de los iraquíes.

[9] Unidades móviles de Detección de Agentes Nerviosos franceses y Checos que se hallaban en Hafir Al Batin y Al Jubail, puntos estratégicos de concentración de las tropas y petrechos.

martes, 4 de enero de 2022

 


Hace apenas un mes comenzaba o se retomaba la psicosis sobre una “oleada” de una supuesta variante del Covid que aún, nadie ha querido indagar de dónde salió. Esta avalancha de pánico iniciada en Europa como no podía ser de otra manera, fue seguida por los obsecuentes medios argentinos, siempre listos para servir.

Y no parece casual que “el bicho” (para hablar del SarS-CoV2) pase a tomar el centro de la escena mediática. Una catástrofe económica se halla a la vuelta de la esquina y las últimas actuaciones de la oposición en el Congreso ha demostrado que tiene poca vocación de oponerse a las políticas gubernamentales, ponen en contexto la utilidad de este chivo expiatorio.

Da la sensación que sus votantes han tirado sus papeletas a la basura. El gasto fiscal lejos de bajar se ha incrementado y hay planes de que siga creciendo. Los nombramientos de más funcionarios y empleados de planta política dentro de la provincia de Buenos Aires llegan a 25.450. Un verdadero ejército de burócratas que además de complejizar la vida de los ciudadanos suman el goteo de dinero que hará que las tarifas de servicios (agua, luz y gas) vuelen más allá de la estratófera.

Pero en lo que se refiere a la “pandemia” hoy el terror mediático se llama “Omicron”, pero ¿Es realmente así?

En este marco insoportable y en el cual los argentinos sentirán el rigor del ajuste más brutal que tengan recuerdo, la psicosis del “bicho” se intuye muy conveniente e incluso algunos ya están adelantando que el gobierno pretendería volver a encerrar a todos sus ciudadanos “para protegerlos” ¿Muy conveniente o solo una casualidad?

Durante todo el 2020 y comienzos del 2021 los canales de televisión saturaron día y noche con los discursos de infectologos y médicos expertos en “todología” que lo único que hicieron fue, aterrar al espectador para que dócilmente aceptara las políticas que ni siquiera eran de su gobierno, sino que fueron copiadas por este a los norteamericanos y los europeos. Y a pesar de estar encerrados por meses, murieron muchos (supuestamente) de esta peste.

Y entonces llego “una vacuna” (aunque técnicamente no lo es), pero con ella, los tironeos políticos y geopolíticos. La sorpresiva producción rusa de “Sputnik V” desató una revolución en el mundo de los infectologos y una frenética carrera por parte del BIG PHARMA de occidente para surtir a un mercado global, gran negocio si los hay. El Lobbie anti ruso y anti vacuna rusa se hizo recalcitrante y sus defenestradores mediáticos no dieron tregua para ensuciar este logro científico. Incluso alguno de estos enardecidos (anglófilos) llego a calificarla de “veneno” simplemente por su origen.

Mientras eso pasaba, muchos de estos mismos exponentes se prestaban a los experimentos de Pfizer que se llevaban adelante en el Hospital militar (Por ser estadounidense no la calificaban del mismo modo).

Así, las vacunas “ARNm” pasaron a ser la panacea para terminar con la pandemia pero, hay muchos que no creen eso. La exposición de la biotecnologa Lorena Di Blasi planteando el peligro de “vacunas” no debidamente controladas por compuestos irregulares y sus consecuencias pone en duda esto[1]. Como era de esperar esto no fue levantado por los medios del Establishment capitalino lo que deja en claro el apego a una política bien determinada.

Con esto a la vista, quienes se oponen a su inoculación tienen argumentos para sustentar su negativa.

Quienes opinan de esa manera son catalogados de malvados y había que encontrar alguna vía para “persuadirles” (ya que obligarlos es inviable). La táctica gubernamental argentina ha sido copiada a los franceses[2] y los estadounidenses quienes en sus respectivas jurisdicciones implementan un “PASAPORTE VERDE” que restringe de forma escandalosa la vida de todos los ciudadanos que no se han vacunado, pero a pesar de ello, una parte de los ciudadanos franceses y estadounidenses no se han dejado chantajear y a pesar de las consecuencias para su libertad mantienen sus posturas de no dejarse presionar.

Fue así que, comportamientos contradictorios mediante, el gobierno provincial de Axel Kicilof puso en vigencia desde el 21 de diciembre 2020 en el territorio de Buenos Aires un controversial “PASE” para ingresar a recintos privados como públicos. Desde el 1º de enero ya está en vigencia otro “PASE” a nivel nacional que no es tan severo en su exigencia pero que igualmente condiciona el libre acceso de los ciudadanos si no tienen “el esquema de vacunas”. Esto que es notoriamente inconstitucional ya está siendo motivo de reclamos judiciales mediante amparos[3].

La grieta también se hizo presente en esto y aunque los medios tratan de invisibilizarlo, la misma es amplia y (respondiendo a los intereses del gobierno), tratan de que esto no se extienda de forma masiva.

No solo en Europa hay una gran oposición a ser inoculados sino también en los EEUU y el Canadá, aunque muy poco se dice en los medios argentinos. En países “civilizados” como Francia, Alemania y Bélgica se han implementado medidas claramente alevosas y a pesar de que la variante “Omicron” no agrava los casos, estos gobiernos imponen encierros y toques de queda claramente exagerados. Pero la oposición no es solamente de ciudadanos comunes y silvestres sino que existe un arco de especialistas virólogos e infectologos que apoyan esta postura.

La narrativa por ejemplo que hace el Dr. Thomas Binder en un artículo publicado en el sitio canadiense “Globalresearch.org”[4] es muy esclarecedora y obliga a pensar con detenimiento qué es lo que en realidad está sucediendo.

También otros galenos como la ex jefa de Oncología pediátrica del Hospital R Poincaré Garches APHP Francia Dra. Nicole Delépine[5] han señalado y acreditado[6] los problemas que estaría causando la vacunación sobre un amplio espectro de personas vacunadas.

Todo esto nos lleva a concluir que, existe un derecho ineludible de cada persona a saber de forma clara que es lo que se le va introducir en su organismo y que ello no le traerá consecuencias irreversibles y recién allí, aceptar o no su vacunación.

 



[2] Campusfrance.org. EL PASAPORTE SANITARIO EN FRANCIA, https://www.campusfrance.org/es/el-pasaporte-sanitario-en-francia

[3] Lanación.com.ar. Sandra Pitta presentó un amparo para suspender la aplicación del pase sanitario, 3 de enero 2022, https://www.lanacion.com.ar/lnmas/sandra-pitta-presento-un-amparo-para-suspender-la-aplicacion-del-pase-sanitario-nid03012022/

[4] GLOBALRESEARCH.ORG. La narrativa sin sentido prevaleciente de Corona, https://www.globalresearch.ca/prevailing-corona-nonsense-narrative/5764429

[5] GLOBALRESEARCH.ORG. La incidencia del cáncer, provocada por la "vacuna" Covid 19, https://www.globalresearch.ca/the-incidence-of-cancer-triggered-by-the-covid-19-vaccine/5758110

[6] THE DEFENDER.ORG, More Than 726,000 COVID Vaccine Injuries Reported to VAERS as CDC, FDA Overrule Advisory Committees’ Recommendations on Third Pfizer Shot, https://childrenshealthdefense.org/defender/vaers-cdc-covid-vaccine-injuries-deaths-fda-third-pfizer-shot/?itm_term=home

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