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"En un mundo multilateralista la negociación es la única forma de resolución definitiva de los problemas"

domingo, 5 de diciembre de 2021



 

La declarada aparición de una variante sudafricana del COVID19 al que se le denomina como “OMICRON” está dando lugar a que los gobiernos comiencen a implementar una serie de medidas exageradamente invasivas y vulnerantes de los derechos individuales de los ciudadanos europeos que pretenden (como es costumbre) importarse de forma presurosa a la Argentina.

Va de suyo que los primeros estigmatizados por este alarmismo que tiene tufo a oportunismo político con tintes financieros son los ciudadanos sudafricanos pero que los medios occidentales y sus obsecuentes locales ya han extendido a todos los africanos. 

Para los puritanos obedientes de lo que dicen las autoridades y que al pie de la letra difunden los obsecuentes chupaculistas de los medios, son medidas necesarias para proteger al común de todos. Usar la fuerza es algo políticamente incorrecto o incluso muy difícil de lograr y es por eso que se acuden a tácticas de persuasión más sutiles. La finalidad es TODOS VACUNADOS. Para lograr esto los gobiernos buscan legalizar la utilización de un PASAPORTE SANITARIO que indirectamente pretende forzar a los renuentes a inocularse con cualquiera de las vacunas de la industria del BIGPHARMA.

Lo interesante y contradictorio es que, pareciera que más allá de que muchas poblaciones están vacunadas al parecer, no basta para (según ellos) detener esta nueva cepa y ya están sembrando en el imaginario común de que se hace necesaria una tercera vacuna y quizá (o más bien con seguridad) una cuarta. Un caso señero de esto es Israel (una extensión geopolítica anglosajona) que a pesar de haber recontra vacunado a sus habitantes siguen sufriendo de reinfecciones ¿Entonces?

Al parecer, los efectos del terror implantado por el COVID 19 que sirvió para recluir por meses a la población global en sus hogares no basto para conseguir los objetivos que sus creadores habían planificado ¿Creadores del Covid? Aún queda pendiente que alguien pida las explicaciones a la Fundación GATES y a los referentes de la Universidad John Hopkings casual y causalmente involucrados en un por demás curioso ensayo por octubre del 2019 que recreaba una pandemia ¿Qué maravillosa casualidad? Pero en Argentina esto no llama la atención y entonces es más fácil (y políticamente correcto) seguir la corriente de lo que baja del COMCAST y asociados que usar la cabeza y sacar conclusiones propias.

Aún hay muchas cuestiones nada claras en torno a la “pandemia” del COVID19, pero eso queda a consideración de cada uno y lo único que podría señalar lo resumiría en una sola pregunta ¿Te podés creer que durante el 2020 solo murieron personas por COVID19?

Como era de esperar, los medios argentinos son la sombra de lo que dicen y hacen los gobiernos y los medios en Europa. Basándose en informes apocalípticos con claros intentos por psicopatear a la población, los “informadores” argentinos tratan de argumentar que la nueva mutación es más mala que el COVID19 ¿Es real eso? Al parecer esto no importa. Lo que parece importar es atemorizar a la población para que además de aceptar una vacunación continuada 8y de ser posible de los laboratorios Pfizer y Moderna), presionen a quienes no están dispuestos a inocularse un trozo de ese engendro que como ya se sabe, fue patentado por los estadounidenses en 2003.

¿No era un engendro chino salido de un mercado de Wuhan? Eso fue lo que se le vendió a la gilada que no tiene tiempo de detenerse a razonar si lo que se le esta informando es real o solo es un relato que se ajusta a los intereses de ciertas estructuras gubernamentales y de corporaciones privadas globales.

Ahora se esta haciendo lo mismo con este pasaporte que no es más una maniobra de presión psicológica para que nadie discuta la bondad de las vacunas, que nadie quede sin vacunarse y aceptar seguir haciéndolo. La táctica es tan clara y tenebrosa que se asemeja a ese pasaje de la Biblia en el Apocalipsis en los versículos 13 al 18 en donde sentencia “nadie podrá ni vender quien no tenga la marca”…Bueno acá podríamos traspolarlo a quien no se vacune.

Fuera de lo religioso, esto es una estrategia psicológica para obligar a las personas, para arrinconarlas y condicionarlas en su libre voluntad. La imposición de un pasaporte de salud cumple con ese objetivo ya que con su tenencia los gobiernos se asegurarán de saber quién se ha vacunado y quien no, haciendo que quien no lo tenga no podrá circular con libertad. Ya lo estamos viendo en Francia, Alemania y otros países “democráticos” de Europa como se está tratando de aislar a los ciudadanos rebeldes a quienes ya se les estigmatiza y se les amenaza con condenarles a un aislamiento perpetuo.

Sumado a todo esto, vemos nuevamente como se trata de reinstalar el miedo y la desconfianza con la reaparición en los medios de los “especialistas” hablando ahora de una nueva variante a la que bautizaron como “Omicrón” y de la cual ya presuponen -contra varias opiniones de otros especialistas- mucho más peligrosa. Son quienes durante todo el 2020 y parte del presente año alimentaron con informes catastrofistas y pronósticos apocalípticos las ridículas políticas de confinamiento que amplificadas por los mass media han llevado al mundo a una crisis económica de proporciones.

La nueva variante no sería más peligrosa que su original cepa, incluso de la Delta y menos letal que una gripe común. Pero también algunos están señalando como antinatural la mutación de este “virus” cuyo proceso demandaría miles de años. Esto ratificaría las hipotesis de un ataque planificado y premeditado para algunos realizado por China, para otros por la administración estadounidense de Donald Trump y para una tercera posición, un accidente en una instalación de guerra bacteriológica en Wuhan.

Sea como haya sido, a nadie le cierra que esto tenga un origen natural y esto también alcanza a la “nueva cepa” sudafricana.

Las contradicciones sobre la supuesta gravedad de “Omicrón” están golpeando al mismísimo (y muy admirado por los anglófilos locales) gobierno británico que por intermedio de su Ministro de Salud Chris Whitty, el asesor Sir Patrick Wallace (un accionista del BigPharma) y el mismo primer ministro Boris Johnson siguen escuchando las confusas instrucciones de la OMS a la cual nadie le da crédito.

Tampoco se sabe y mucho menos están dispuestos a estudiar las incumbencias del Dr. Anthony Faucci muy elogiado por los “expertos” argentinos como si fuera una eminencia impoluta sin decir que Faucci conoce muy bien que es este COVID (Sars-CoV2) porque fue uno de los expertos que colaboro en costosísimos programas de la defensa para el desarrollo de armas de destrucción masiva en los laboratorios militares de guerra bacteriológica.  Quizá estos “expertos” y los opinólogos de la televisión abierta no lo sepan, pero si lo supieran ya queda claro que van a mantener la boca cerrada.

Nuestro país no parece aprender de todo esto; mejor dicho, los políticos y los periodistas no han aprendido y en realidad no les interesa aprender. Una vez más los medios y el gobierno parecen tragarse la píldora sin ni siquiera ver de que color es. Como sucede siempre, si lo dicen en el norte es “palabra santa” y nadie debe discutir. Para estar a tono con las medidas de EEUU y con algunos países de la UE ya se está rumiando la idea de un pasaporte para los vacunados que además de condicionarles para el acceso a dependencias públicas y privadas, serviría como control de nuevas vacunaciones ¿Qué sucederá con quienes no estén de acuerdo con esto?

 

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